En el debate de cómo los arquitectos -tanto actuales y futuros- representamos nuestras ideas, es fácil encontrar una gran cantidad de artículos que apoyan ambos argumentos. Uno puede leer una infinidad de opiniones y encontrar puntos válidos que apoyan tanto el dibujo a mano como la producción digital. Se podría argumentar que no hay nada más hermoso que una vista de proyecto hecha a mano. Otros podrían decir que los dibujos a mano, a pesar de ser llamativos, no son prácticos en absoluto, ya que requieren mucho más tiempo que si fueran hechos en un computador y no se pueden modificar fácilmente.
Sin embargo, existe otro importante aspecto que no aparece en el debate tan frecuentemente como tal vez debería: ¿cómo afecta esta discusión a los estudiantes? Nos vemos enfrentados a una difícil disyuntiva entre la idea de lo que los arquitectos deberían hacer y lo que realmente hacen.
La mayoría de las personas con las que he hablado coinciden en que es importante, sino imprescindible, que los arquitectos seamos capaces de comunicar nuestros pensamientos sin la necesidad de utilizar un computador. Pero surge una discordancia cuando hablamos de si la representación arquitectónica debería ser regulada en las escuelas o no.
Tuve la oportunidad de comenzar mis estudios en California, donde creo que existen algunas de las mejores escuelas de arquitectura, no sólo de los EE.UU, sino a nivel mundial. Allí aprendí a dibujar a mano plantas, alzados, secciones, perspectivas y detalles (de todos los elementos que conforman el diseño) con extrema precisión, pero rápidamente remplacé el dibujo a mano por programas digitales, que me permitían diseñar más rápido y con mayor precisión. Lo más importante fue que me proporcionaban más tiempo para pensar en profundidad los conceptos del proyecto, realizar investigaciones, aspectos que mejoran el diseño final. Y con los años di por sentado que ésta sería la forma en la que yo iba a representar mis proyectos.
Fue una gran sorpresa cuando durante un programa de intercambio en la que se considera la mejor escuela de arquitectura en Brasil, me enfrenté a mi primera corrección de proyecto. Me quedé de piedra cuando vi las otras láminas, todas hechas a mano, se podía ver el esfuerzo que habían puesto los estudiantes en su trabajo. Cuando llegó mi turno para corregir, el primer comentario de los profesores fue: "¿lo hiciste en Revit? ", seguido de una sacudida de cabeza. Las preguntas que siguieron fueron todas relacionadas con la forma que elegí para representar mis ideas, la mayoría fueron críticas a detalles del proyecto que en realidad estaban resueltos en mis láminas, pero sólo los lograron comprender después que les expliqué y se los mostré. Preguntando más tarde, descubrí que ninguno de los grandes pensadores que impartían cursos en la universidad utilizaban un computador para diseñar.
Después de esta corrección donde proyectos con menor desarrollo recibieron mejores comentarios debido a su método de representación, me reuní con mis compañeros para discutir la gran pregunta del día: ¿deberían los estudiantes pasar más tiempo proyectando con dibujos a mano o deberían en cambio pasar más tiempo generando conceptos para diseñar mejor?
Los arquitectos que corrigieron nuestro trabajo son todos "peces gordos" en la escena arquitectónica de hoy, todos eran parte de grandes oficinas de arquitectura, donde probablemente un tercero estaba encargado de desarrollar la representación de sus ideas. Sin cuestionar el conocimiento de los grandes arquitectos, que sin duda están realizando un gran trabajo -me pregunto- ¿deberían ser ellos, los arquitectos que tanto admiramos, los que nos enseñen cómo representar nuestros proyectos, cuando en realidad ellos ni siquiera lo hacen en sus oficinas?
Enzo Tessitore es un estudiante de la universidad California Polytechnic State University en San Luis Obispo, CA, actualmente está estudiando en la Universidad de Sao Paulo (FAU-USP).
